lunes, 3 de marzo de 2014

Sí, las niñas pueden crear apps


Nadie nos contó de pequeñas que la actriz Hedy Lamarr hubiese inventado un sistema para dirigir torpedos por radio. Su único legado aparente eran un perfecto rostro y unas piernas dobladas en el ángulo justo. Sin embargo, el wifi que me permite publicar esto existe sólo gracias a ella. Se basa en su patente.

Quizá sea una de las razones por las que a las niñas les resulte mucho más fácil soñar con ser actrices que ingenieras informáticas. La brecha entre hombres y mujeres en este último ámbito sigue necesitando muchos puntos de sutura porque, a pesar de que las primeras programadoras fueron mujeres, el fantasma del friki solitario sigue cargado de una gran eficacia disuasoria.

Pero hay quien ya ha está trabajando para subsanar el mal de manera indolora y divertida. La ONG Rails Girls organiza el 7 y 8 de marzo en Córdoba uno de sus talleres de dos días para enseñar a las niñas a crear aplicaciones informáticas. Gratis y sin necesidad de conocimientos previos. Basta con apuntarse y asistir el fin de semana a Cosfera, un espacio de coworking decidido a impulsar iniciativas en la capital andaluza.





La idea de estos cursos de iniciación como base para formar una comunidad que fomente la programación entre las mujeres nació de dos finlandesas. Linda Liukas y Karri Saarinen se dieron cuenta de que incluso en su país, puntero en empresas de tecnología y en igualdad de género, dos fans de la programación como ellas se hallaban bastante aisladas. En 2010, cuando Linda quiso profundizar en una herramienta para desarrollar aplicaciones llamada Ruby on Rails se me ocurrió poner en marcha Rails Girls para aprender más y rodearme de un grupo de amigas principiantes”, me escribe. “Junto a Karri y a la empresa Kisko Labs organizamos el primer encuentro para unas 24 mujeres. Desde entonces se ha extendido por todo el mundo, a más de 160 ciudades”.

Su receta: apostar por el aspecto creativo de la programación y presentarla como el aprendizaje en grupo de un idioma nuevo, con el uso de juegos y de lenguajes de programación que apuestan por la sencillez y no están gobernados por las matemáticas. Para ellas, el código es una nueva forma de alfabeto básico que será necesario en cada vez más campos profesionales y consideran la creación de aplicaciones como la artesanía de nuestra época.

¿Cómo ha llegado esa fórmula a Andalucía? En Cosfera “nos dimos cuenta de que la presencia femenina era escasísima en los eventos y en el entorno laboral de las empresas tecnológicas”, me cuenta Miguel Calero, su director, “ por eso nos pusimos a investigar si habría algún tipo de acción que podríamos llevar a cabo y nos encontramos con Rails Girls”. A día de hoy ya tienen 58 inscripciones. Los monitores son desarrolladores profesionales vinculados principalmente a Ruby on Rails que participan desinteresadamente en el evento. Tras esa primera inmersión (en la que también se admiten chicos), se esforzarán por mantener unida una comunidad que pueda seguir formándose y apoyándose mutuamente mientras amplía y emplea sus conocimientos. Y soñando con llegar a ser lo que quieran, informáticas, actrices, o ambas cosas.

lunes, 17 de febrero de 2014

Un cole abierto a las estrellas



Hace unos cuatro años, los niños del colegio público Peñaluenga apenas tenían conciencia de que existiera un mundo más allá del municipio de El Castillo de las Guardas (Sevilla), de unos 1.500 habitantes. Pero este curso han salido de él para trasladarse a nada menos que 807 millones de kilómetros de la Tierra, con una misión urgente: “despertar” a la nave espacial Rosetta del sueño en el que llevaba sumida desde 2011, para que pueda dirigirse a investigar a un cometa con un nombre muy poco andaluz, el 67P/Churyumov–Gerasimenko.

No lo han hecho en persona, sino poniendo sus mentes y su ilusión en la elaboración de un vídeo, tal como había solicitado la Agencia Espacial Europea en un concurso para los escolares del continente. Con su trabajo, los chicos del Peñaluenga han conseguido situarse cuartos entre las diez propuestas más votadas.




Bravo por el vídeo. Pero mucho más por el interés de quienes decidieron abrirles la puerta a ese más allá, señalando al infinito. “Algunos de estos chicos son hijos de guardeses de algún cortijo y sus principales oportunidades de futuro pasan por lo que la escuela haga por ellos”, explica Jesús Campos, el profesor de Geografía e Historia que, según su expresión, “está de director”. La escuela puede atenerse al guión que marcan los libros de texto, basados en “los intereses de las editoriales, que a su vez atienden a los intereses de otros colectivos, otras capas de la sociedad que no son este tipo de niños”. Pero también puede buscar formas alternativas de cumplir con el curriculum oficial que marca la administración.


En los inicios de esa búsqueda, Jesús encontró muchos materiales acumulados por generaciones de profesores y, con la ayuda de la madre de un alumno, comenzó a montar un laboratorio de ciencia. Siguió el apoyo del resto de profesores y padres y también de la administración. Guiados por la máxima de que “la mejor forma de aprender es haciendo”, ahora tienen una estación meteorológica, un huerto que cultivan los más pequeños y un proyecto en el que los niños construyen barómetros, anemómetros, termómetros y veletas porque, con el aprendizaje lineal de los libros “van estudiando durante trece años todo el tema de medidas meteorológicas, pero después les preguntas y no lo saben”. 
Con esta aproximación más práctica (e indudablemente más trabajosa), el objetivo es “lanzar las preguntas y que las respuestas surjan de ellos. Las van a encontrar utilizando un poco el método científico”. La estimulación y la sorpresa aumentan exponencialmente, porque “hay niños que, con las propuestas curriculares tan lineales, no aprenden nada y, de esta manera, aprenden muchísimo. Cada uno a su manera. Y esto además es un método para atender a la diversidad bastante más potente”.


En esa nueva ruta asfaltada de ciencia, el Peñaluenga se ha convertido en una referencia educativa en toda la comarca. Participó en una teleconferencia con la Estación Espacial Internacional, ha organizado un curso de formación de profesores, expone sus actividades en un blog y planea organizar una Feria de la Ciencia. 

Pero lo más importante es que sus alumnos crecerán sabiendo que, más allá de sus techos, existen estrellas, planetas y asteroides repletos de secretos que desentrañar.

viernes, 30 de noviembre de 2012

Nacidos para seducir


Las selvas de Oceanía esconden una auténtica fiesta. Un derroche de glamour, refinamiento, colorido y destreza. Una espectacular exhibición privada que no desea testigos. Sin embargo, un ornitólogo de la Universidad de Cornell (EEUU) y un fotógrafo comisionado por National Geografic han unido sus talentos para colarse en ella y desentrañarnos hasta el más nimio de sus cotilleos.

En este avance de su trabajo, Ed Scholes y Tim Laman nos presentan un aperitivo de sus protagonistas: las aves del paraíso. Unos misteriosos seres cuya razón de vivir parece girar en torno al decisivo momento de elegir y ser elegido para procrear. Las puntillosas seleccionadoras son ellas. Ellos se entregan al despliegue de sus más que agraciadas fisonomías con una dedicación que, a veces, roza lo patético.

Me gusta contemplarlo como contraste a todas esas imágenes publicitarias en las que son las mujeres las que exhiben sus gracias con una perfección imposible, que las demás imitamos a la desesperada.




El documental completo se llama Seducción Alada  y ya se ha emitido en EEUU. Además, el material recopilado ha dado para una exposición  en el Museo National Geographic de Washington y un libro. Por si a vosotros también os han encandilado.